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| "Diario de Noticias" |
"En la planta baja, en el bar y
en el segundo piso, desde bien temprano por la mañana
se servían almuerzos y se templaban estómagos con txikitos, cafés y lo que el cuerpo pidiera.
Arriba, en el pajar, el Miel Otxin de tres metros que será ajusticiado mañana y el txiki,
que fue quemado ayer por los pequeños del pueblo,
esperaban entre las maderas del cuarto a que txatxus, Ziripot y Zaldiko se vistieran
y, en kalejira, les sacaran por las calles del pueblo
en uno de los carnavales rurales más emblemáticos de Navarra.
Ayer era el turno de los txikis y no defraudaron.
Ellos y ellas iniciaron los tres días de Carnaval de este pueblecito
situado entre los valles de Anue y Ultzama con un pasacalles por la mañana,
otro por la tarde y, al anochecer, la quema del malvado Miel Otxin
mientras bailaban su zortiziko en rededor.
"Vistiéndose de txatxus, los personajes que representan al pueblo
y con una mezcla de nervios, alegría y emoción, Iosune Arrasate, de 13 años,
enumeraba el atuendo que ayudaba a colocarse a su hermano Joseba, de 9,
junto a su amiga Amaia Iriarte, de 12 años.
"Camiseta y pantalones coloridos, la falda de debajo del traje del Olentzero,
visillo para taparnos la cara y el gorro", describió Iosune,
quien explicó que el gorro se lo habían hecho ellas,
con cartón y papel de seda de colores.
Además, no les faltaba la "escoba para pegar a la gente"
y "unos cencerros o cascabeles para hacer ruido",
agregó esta ya experta del carnaval txiki pues,
como Joseba y Amaia, llevaba desde los "5 o 7 años" participando
y, además, pasándoselo "muy bien".
Ander Esain Olague se introdujo un año más, y lleva seis,
en las ropas y piel de Ziripot, el orondo y torpe bonachón del pueblo.
Este joven de Lantz de 20 años apareció en el vestuario,
el pajar de la posada, hacia las doce y media de la mañana para empezar a vestirse.
Con el apoyo de dos ayudantes,
se colocó una vez más los sacos y el helecho en su interior.
"Si me tira el Zaldiko me tengo que proteger de alguna manera
para no hacerme daño al caer", explicó Esain
mientras le ultimaban las cosidas del traje.
Aseguraba que con tal cantidad de helecho no se hacía daño
pero, a su vez, que había que "saber caer".
¿Y la causa de sus caídas? Ziripot es un personaje del Carnaval de Lantz
que es gordo y torpe, y hace uso de un palo para "no caer para adelante",
explicó Esain. Sin embargo, su afán por el suelo
no se debe solo a sus dificultades para caminar,
sino a la malicia del personaje de Zaldiko.
Esta figura la encarnaba ayer, un año más, otro chico de Lantz, Iñaki Ariztegi.
"Zaldiko era amigo de Miel Otxin y por eso era un poco malo",
recordaba Iosune, preparada ya y vestida de txatxu.
Así, Zaldiko se dedica a molestar a Ziripot
y a empujarle cuando camina por el pueblo.
Los txatxus, que molestan e "incordiamos a los que están por la calle",
narró Ekaitz Ziga, de 8 años, señalando desde la ventana del pajar
a las personas que esperaban ante la puerta de la posada,
"también ayudamos a levantar a Ziripot". "
Aparte de ir dando con la escoba", añadía su amigo Iñigo Palacios, de 11 años.
El más conocido de los personajes de Lantz
fue portado ayer por turnos entre algunos de los txatxus más altos.
Mikel Perez, Ibai Muskiz, Josu Irurita o Joseba Olkotz
eran algunos de los que se turnaron cargar al Miel Otxin txiki por las kalejiras.
Estas terminaron en la plaza del frontón del pueblo,
donde tanto por la mañana como por la tarde, los txatxus y arotzak (herreros)
formaron un círculo alrededor del bandido y bailaron el zortziko de Lantz.
Durante el baile de la noche, Miel Otxin ardió en las llamas".
se servían almuerzos y se templaban estómagos con txikitos, cafés y lo que el cuerpo pidiera.
Arriba, en el pajar, el Miel Otxin de tres metros que será ajusticiado mañana y el txiki,
que fue quemado ayer por los pequeños del pueblo,
esperaban entre las maderas del cuarto a que txatxus, Ziripot y Zaldiko se vistieran
y, en kalejira, les sacaran por las calles del pueblo
en uno de los carnavales rurales más emblemáticos de Navarra.
Ayer era el turno de los txikis y no defraudaron.
Ellos y ellas iniciaron los tres días de Carnaval de este pueblecito
situado entre los valles de Anue y Ultzama con un pasacalles por la mañana,
otro por la tarde y, al anochecer, la quema del malvado Miel Otxin
mientras bailaban su zortiziko en rededor.
"Vistiéndose de txatxus, los personajes que representan al pueblo
y con una mezcla de nervios, alegría y emoción, Iosune Arrasate, de 13 años,
enumeraba el atuendo que ayudaba a colocarse a su hermano Joseba, de 9,
junto a su amiga Amaia Iriarte, de 12 años.
"Camiseta y pantalones coloridos, la falda de debajo del traje del Olentzero,
visillo para taparnos la cara y el gorro", describió Iosune,
quien explicó que el gorro se lo habían hecho ellas,
con cartón y papel de seda de colores.
Además, no les faltaba la "escoba para pegar a la gente"
y "unos cencerros o cascabeles para hacer ruido",
agregó esta ya experta del carnaval txiki pues,
como Joseba y Amaia, llevaba desde los "5 o 7 años" participando
y, además, pasándoselo "muy bien".
Ander Esain Olague se introdujo un año más, y lleva seis,
en las ropas y piel de Ziripot, el orondo y torpe bonachón del pueblo.
Este joven de Lantz de 20 años apareció en el vestuario,
el pajar de la posada, hacia las doce y media de la mañana para empezar a vestirse.
Con el apoyo de dos ayudantes,
se colocó una vez más los sacos y el helecho en su interior.
"Si me tira el Zaldiko me tengo que proteger de alguna manera
para no hacerme daño al caer", explicó Esain
mientras le ultimaban las cosidas del traje.
Aseguraba que con tal cantidad de helecho no se hacía daño
pero, a su vez, que había que "saber caer".
¿Y la causa de sus caídas? Ziripot es un personaje del Carnaval de Lantz
que es gordo y torpe, y hace uso de un palo para "no caer para adelante",
explicó Esain. Sin embargo, su afán por el suelo
no se debe solo a sus dificultades para caminar,
sino a la malicia del personaje de Zaldiko.
Esta figura la encarnaba ayer, un año más, otro chico de Lantz, Iñaki Ariztegi.
"Zaldiko era amigo de Miel Otxin y por eso era un poco malo",
recordaba Iosune, preparada ya y vestida de txatxu.
Así, Zaldiko se dedica a molestar a Ziripot
y a empujarle cuando camina por el pueblo.
Los txatxus, que molestan e "incordiamos a los que están por la calle",
narró Ekaitz Ziga, de 8 años, señalando desde la ventana del pajar
a las personas que esperaban ante la puerta de la posada,
"también ayudamos a levantar a Ziripot". "
Aparte de ir dando con la escoba", añadía su amigo Iñigo Palacios, de 11 años.
El más conocido de los personajes de Lantz
fue portado ayer por turnos entre algunos de los txatxus más altos.
Mikel Perez, Ibai Muskiz, Josu Irurita o Joseba Olkotz
eran algunos de los que se turnaron cargar al Miel Otxin txiki por las kalejiras.
Estas terminaron en la plaza del frontón del pueblo,
donde tanto por la mañana como por la tarde, los txatxus y arotzak (herreros)
formaron un círculo alrededor del bandido y bailaron el zortziko de Lantz.
Durante el baile de la noche, Miel Otxin ardió en las llamas".
"Diario de Noticias"
11-2-2013
(resumen)
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