2012-11-22

Berbinzana (2) -Eretas-

Javier Armendariz Martija, "De aldeas a ciudades", Iruñea 2008. Ikus azaroaren 4ko bloga / Ver blog del 4 de noviembre

Urriaren 19an Berbintzanari buruz mintzo ginen.
Oraingoan, bertako "Eretas" tokian
kausituriko hirixka zaharraz
arituren gara, irakurle maitea.
El 19 de octubre hablamos de Berbinzana.
Esta vez, querido lector, trataremos de la vieja pequeña ciudad
que se encontró en uno de sus términos, "Eretas".

Honela dio bertako informazioak,
Así dice la información local,


"Museo y Yacimiento Arqueológico Las Eretas (Berbinzana).
 El yacimiento "Las Eretas", declarado Bien de Interés Cultural, se encuentra en
la Zona Media de Navarra dentro del casco urbano de Berbinzana, en la orilla derecha del río Arga. Constituye el antecedente más antiguo encontrado en el Alto Ebro de un tipo
de emplazamiento defensivo, que estuvo vigente hasta bien entrada la Baja Edad Media.
Se trata de un poblado fortificado a finales del siglo VII a. C. con muralla y torres,
donde puede apreciarse cómo se vivía en la Edad del Hierro.
El recinto dispone de paneles informativos y pasarelas de madera que guían el recorrido.
Uno de los elementos más importantes del yacimiento es la muralla, reconstruida
en un tramo de diez metros de longitud, con una altura de cinco metros y
sobre la cual se puede visitar una vivienda reedificada en piedra caliza.
El recorrido por el poblado también permite conocer uno de los torreones que existió en el lugar.
Tiene cinco metros de alto y para su reconstrucción se han seguido
las mismas técnicas constructivas y se han utilizado idénticos materiales de hace 2.500 años.
Recientemente se ha abierto el museo de sitio de este yacimiento donde se explica,
a través de piezas originales, paneles, maquetas y recursos audiovisuales,
los modos de vida durante la Edad del Hierro en Navarra".

Visitas: Sábados: mañanas 11:00-14:00, tardes 1 de abril-30 de septiembre 17:00-19:30
y 1 de octubre-31 de marzo 16:00-18:00. Domingos y festivos: 11:00-14:00.
Otros horarios: Semana Santa y puentes de diciembre: consultar.
Cerrado: 1 y 6 de enero, 24, 25 y 31 de diciembre.
Tarifas:  General: 4 €.  Reducida, gratuita y grupos consultar.
Teléfono: 948 722 176  Correo electrónico: ayuntamiento@berbinzana.info
Página web: www.eretas.es".

Javier Armendariz Martija, "De aldeas a ciudades", Iruñea 2008. Ikus azaroaren 4ko bloga / Ver blog del 4 de noviembre


Eta honela zioen, guk laburpena eginik,
Fernando Hualde ikerlari bikainak
2005eko uztailaren 4an, "Diario de Noticias" egunkarian,
Y así contaba, lo resumimos en estas líneas,
el sobresaliente investigador Fernando Hualde
en el periódico "Diario de Noticias" el 4 de julio de 2005,


"Las Eretas, poblado de la Edad de Hierro.
Dicen los entendidos que es precisamente en este periodo cuando encontramos en Navarra los primeros signos de una ordenación del territorio por parte de la población indígena, lo que da pie a un proceso de sedentarización con la formación de aldeas, generalmente fortificadas. Es así pues, en esta época, donde hay que situar el poblado de Las Eretas. Es imporante ser conscientes, por tanto, del significado que tienen esos vestigios que tenemos delante, por cuanto significan y representan.
Es este un yacimiento en donde se ha sacado a la luz una parte de su recinto amurallado y de sus torres defensivas. ¿Por qué es excepcional?, pues porque el estilo urbanístico de este poblado rompe, en buena medida, con las pautas que se seguían en otros poblados de la Edad del Hierro. Lo que tenemos en este yacimiento de Berbinzana, cuanto menos, es poco común.
De entrada estamos ante un asentamiento humano edificado en un terreno llano. Esto, que parece una simpleza, quiere decir que la orografía del terreno no da ninguna facilidad a la hora de fortificar el poblado. Obsérvese que cualquier población fortificada lo que ha hecho es jugar o aprovecharse de las condiciones del terreno para hacer posible una defensa mucho más efectiva.
En el caso de Las Eretas esta deficiencia la han minimizado gracias a la construcción de un murallón de una gran envergadura, claramente desproporcionado con las edificaciones que protege en su interior.
Esta muralla, a la que se le calcula una altura que puede oscilar entre los cuatro y cinco metros, rodeaba totalmente el poblado, y además se reforzaba con algunas torres estratégicamente situadas en puntos equidistantes, lo que hacía más difícil todavía cualquier intento de agresión desde el exterior. Quienes hicieron el trabajo de investigación no descartan, además, de que todo este recinto fortificado estuviese complementado en su parte exterior por otros elementos como fosos o como campos de piedras o con pequeñas murallas de estacas de madera.
El poblado y las viviendas.
Si analizamos lo que hay dentro de ese recinto defensivo lo que nos encontramos es con un poblado, no superior a media hectárea de superficie, que se articula en torno a una calle central, y dotado también de un espacio abierto, como si fuese una plaza. A ambos lados de la calle encontramos las viviendas, de planta rectangular, y pegadas en su parte final al muro defensivo, y compartiendo entre ellas los muros laterales. Así suelen ser los poblados contemporáneos a este encontrados en el valle del Ebro.
La gracia de este yacimiento es que en base a los estudios previos sobre otros yacimientos similares y de la misma época, y en base también a los restos que se han podido recuperar, lo que se ha hecho es reconstruir con un alto índice de fiabilidad tres viviendas completas, y con el mismo material que se empleaba entonces. No hay que olvidar que eran casas de tierra, fundamentalmente adobe, cuyas paredes estaban levantadas sobre amplios zócalos de piedra que las protegían de la humedad.
Sobre estas paredes de tierra se apoyaba la techumbre, construida siempre con materias vegetales, especialmente paja, y sustentada sobre 2 traviesas, o vigas, apoyadas en el suelo con unos pies cilíndricos. Todo esto permitía dividir el tejado y el interior de la vivienda en 3 partes y en 3estancias claramente diferenciadas: vestíbulo, sala principal, y despensa, situada en la parte colindante con la muralla.
En la entrada de la vivienda, el vestíbulo, podemos ver en el lado izquierdo un horno doméstico, construido con arcilla refractaria, y una pequeña fosa revestida de barro. Estos hornos son, precisamente, uno de los elementos mas significativos y representativos de este yacimiento.
Del vestíbulo se accede a la sala principal, algo así como el cuarto de estar, en el que el elemento principal solía ser un hogar situado a una cierta altura del suelo y hecho a base de arcilla. Y por último, al fondo de la vivienda, se situaba la despensa, cuyo mobiliario no solía pasar de un banco, generalmente adosado a la pared de la muralla; en este caso concreto de Las Eretas las investigaciones realizadas permitieron ver que esos bancos de la despensa en su día estuvieron pintados de negro.
Otros hallazgos.
Cuando se intervino sobre este yacimiento arqueológico se puso especial interés en la localización de piezas de cerámica, que son elementos que desde todos los puntos de vista nos aportan abundante información. Hablamos de piezas de vajilla modeladas a mano, pero con la ayuda de una torneta.
En el yacimiento de Berbinzana, y en los trabajos realizados hasta ahora, se han podido localizar piezas con la superficie totalmente pulida, así como otras que, por el contrario, tenían la superficie sin pulir; esta diferencia se basaba en su distinto uso, en su funcionalidad, pues no era lo mismo una pieza de vajilla para la mesa que una pieza destinada a la cocina o a guardar alimentos.
Al margen de los vasos y cuencos que se han localizado y catalogado, existen también otros muchos elementos no menos representativos de la cultura de la Edad del Hierro, como lo son las fusayolas para tejer, un molde de fundición para hachas de bronce, agujas, punzones, botones, incluso molinos de mano.
Lo que hasta la fecha no se ha podido encontrar es la necrópolis de incineración correspondiente a este poblado. Obviamente esta tenía que estar situada fuera del recinto amurallado, y con esta escueta pista no se fácil su hallazgo. En cualquier caso sí que se han podido recuperar, al menos, seis inhumaciones infantiles que se encontraban bajo el suelo de las casas, correspondientes a fetos terminales y a niños recién nacidos.
Esto nos daría pie a introducirnos en aquella cultura de la Edad del Hierro, previa a la implantación del cristianismo, en donde se establecía la existencia de dos tratamientos fúnebres diferenciados: por un lado la incineración, practicada a todas aquellas personas que habían superado el momento del inicio de la aparición de los dientes de leche; y por otro lado la inhumación, practicada en los fetos y en los niños recién nacidos que no habían llegado a la dentición".

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