2014-08-21

Estella-Lizarra: Dantzaris

























"El futuro de la danza promete.
Entre los tres grupos que practican los bailes tradicionales en Estella
–Larraiza, Ibai Ega y Virgen del Puy y San Andrés-
suman un centenar los niños que aprenden las coreografías y mantienen vivo el legado.

La afición a la danza vive un momento álgido en Estella.
Los tres grupos que contribuyen a la promoción de los bailes tradicionales en la ciudad
–Larraiza, Ibai Ega y Virgen del Puy y San Andrés-
ven cómo sus canteras crecen en beneficio de la pervivencia
del patrimonio cultural inmaterial estellés
 En los actos oficiales que se celebran en la ciudad,
largas filas de danzaris muestran el buen momento,
como ocurre durante las fiestas patronales.

Los números hablan por sí mismos.
Los grupos txikis de Ibai Ega los integran 35 chavales,
50 suman en los tres niveles de Larraiza
y diez son los niños que nutren el grupo creado en 2009, Virgen del Puy y San Andrés.
De los 35 chavales que asimilan y practican la danza en Ibai Ega,
más o menos la mitad, los más txikis,
entraban este año en contacto con el baile por primera vez,
aprendiendo poco a poco los pasos y en muchos casos a través del juego.

Otro grupo algo más veterano, de unos 19 chicos y chicas,
sale habitualmente a bailar con las parejas mayores
cuando los actos oficiales o los festivales lo requieren.
“Este año tenemos un grupo bastante grande, aunque los números no es lo más importante.
Estamos contentos porque no nos faltan parejas y podemos practicar las danzas mixtas.
Nuestro objetivo es que con el tiempo todos los niños lleguen a bailar todo
y esto es lo más difícil y lo más bonito, ya que si un niño es capaz de bailar la Era o la Jota Vieja
es porque hay muchas horas detrás, interés y buena enseñanza”,
cuenta Itxaso Valencia, del grupo Ibai Ega.

El repunte del interés por los bailes propios cobra más valor si cabe
en unos momentos de intensa oferta de actividades extra escolares,
tanto deportivas y formativas como meramente lúdicas.
“Hace unos años el interés por el baile no sorprendía,
era más normal porque los niños elegían entre fútbol o baloncesto y poco más,
pero ahora la oferta es mucho más variada.
Por eso es importante este interés que permite transmitir nuestras danzas,
el patrimonio cultural inmaterial que sin cantera se iría perdiendo”, añade Valencia,
miembro del grupo de adultos, formado actualmente por 25 parejas. 

50 txikis en Larraiza.
Tres grupos -de iniciación, txikis y medianos- nutren la cantera del grupo de danzas Larraiza.
Trece en el grupo de 5 a 7 años, catorce chicas en el de 7 a 10
y veintidós chicos y chicas de 10 a 14 años.
A partir de 15, ya pasan al grupo de adultos, donde actualmente militan 25 personas.
La danzari Edurne Flores del Redal coordina al numeroso colectivo de txikis
que garantiza la pervivencia del grupo durante los próximos años.

“Lo que nos ocurre es que tenemos más chicas que chicos, pero nuestra filosofía es la de bailar.
Que bailen y que disfruten, al menos de pequeños;
luego de mayores ya tendrán tiempo de niquelar los pasos en pareja.
Por ello, no tenemos problema en que salgan parejas de chicas en algunos actos.
Sería una pena dejarlas sin bailar y quitarles la ilusión”, explica.

¿Las razones del crecimiento del grupo y de la afición en los últimos años?
En opinión de Edurne Flores del Redal, el buen ambiente, lo bien que se lo pasan,
el boca a boca, el hecho de que muchos padres del grupo hayan apuntado a los pequeños...
“Es una gozada ver una fila tan larga cuando salimos a bailar y también el buen ambiente,
porque no somos una escuela de baile sino un grupo muy participativo”,
añade la monitora y danzari.

Desde 2009.
Son los últimos en llegar al panorama del baile en las calles de Estella,
y los menos numerosos, pero han creado un colectivo estable.
El grupo de danzas Virgen del Puy y San Andrés nacía en 2009.
En la actualidad lo integran cinco parejas de txikis y tres de adultos.
Cristina Amézqueta y Laura Navarro contribuyeron activamente
a la creación del grupo y son las monitoras.

“El 2009 fue un boom. Ahora somos un colectivo menos numeroso pero estable.
El problema suele ser la constancia de los ensayos,
pero los que estamos ya lo hemos conseguido.
El baile es una cuestión de tiempo, en un año lectivo no da tiempo de progresar mucho
así que es la continuidad lo que te permite avanzar, y la gente está con ganas de aprender.
Nosotros disfrutamos bailando y fuimos los primeros que salimos a bailar parejas de solo chicas.
Rompimos el hielo”, cuenta Laura Navarro".


"www.revistacallemayor.es"                       
29-7-2014                       
(resumen)                       


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