"En 1512 Estella se convierte en una de las principales ciudades en la resistencia a la conquista de Castilla. El castillo Mayor de Estella pasará a la Historia junto a los de Tudela, Amaiur y Fuenterrabía como uno de los símbolos de la lucha por la independencia de Navarra. La ciudad del Ega, de mayoría agramontesa, sufrió con un saqueo su rebeldía.
Todavía hoy los libros de texto dicen que Navarra no ofreció resistencia a la consquista castellana de 1512. Es una mentira que a base de repetirse acaba siendo creída por todo el mundo. Ahora que se acerca el aniversario de los 500 años, en el 2012, conviene que recordemos algunos de los hechos más importantes que provocaron la perdida de la independencia del Reino de Navarra.
Aunque Pamplona se rindió a la espera del regreso del rey legítimo con un ejército poderoso, otras ciudades navarras resisteron, entre ellas Estella. Las tropas castellanas ocuparon Navarra entre los meses de julio y agosto de 1512. Pero en Estella se encontraron con una dura resistencia de los soldados del castillo Mayor. La ciudad se rindió y sus máximos representantes, entre ellos el alcalde Pedro de Arbizu juraron fidelidad Fernando de Aragón. Junto al alcalde y organizando la rendición estaba una de las familias burguesas más poderosa de la ciudad. Eran los hermanos Nicolás y Juan de Eguía, beaumonteses del burgo de San Miguel. Las tropas castellanas, al mando del famoso coronel Villalba y de Juan Enríquez de Lacarra ocuparon toda la cidudad y pusieron sitio al castillo Mayor, donde resistían las tropas leales a los reyes de Navarra, en la confianza de ganar tiempo para la llegada del ejército que Juan de Labrit, estaba organizando en Baja Navarra y Bearne. Los soldados castellanos se instalaron en el convento de Santo Domingo para, desde allí, poder controlar y cortar los suministros a los leales encerrados en el castillo Mayor.
El rey Fernando se instaló en Logroño y exigió que la nobleza navarra fuera hasta allí para besarle la mano y jurarle fidelidad. Así, obligados por las circunstancias, acudieron a Logroño gran parte de los nobles agramonteses, partidarios del depuesto rey Juan de Labrit. Los lideraba Pedro de Navarra, mariscal del reino y marques de Cortes que tenía palacios en Tafalla y Estella. Otros importantes nobles agramonteses, de la merindad de Estella, tuvieron que acudir a Logroño. Entre ellos el señor de San Martín (Familia de los Baquedano de Améscoa) o el señor de Learza (familia de los Vélaz de Medrano, del palacio de Igúzquiza).
Entre tanto, el rey Juan de Labrit había conseguido la colaboración del rey de Francia y con un importante ejército de navarros, bearneses, mercenarios alemanes y albaneses, vascofranceses y franceses de distintos territorios atravesó el Pirineo y se acercó a las puertas de Pamplona. Ese era el momento esperado para sublevar Estella. El mariscal de Navarra tan unido a nuestra ciudad fue uno de los principales protagonistas.
Ante el avance hacia Pamplona, del fuerte ejército franco-navarro que quiere restituir al rey legítimo Juan de Labrit, los ciudadanos de Estella y su merindad se sublevan contra los españoles. La nobleza de la región junto con los resistentes del castillo Mayor se hacen con la ciudad de Estella y las principales fortalezas del entorno. La reacción de los castellanos es contundente realizando un ataque combinado a la ciudad del Ega. La lucha es muy intensa en distintos escenarios de nuestra ciudad.
Conquistado el reino de Navarra por las tropas españolas, el castillo Mayor de Estella era uno de los pocos que resistían.
Al parecer, el mariscal de Navarra, huyó de Logroño y pasó por Estella para organizar la sublevación. Los nobles de la merindad, Baquedano (Améscoa) y Vélaz de Medrano (Igúzquiza y Learza) reclutan tropas durante todo el día cuatro de octubre de 1512 y acuden a ocupar la ciudad. Los encerrados en el castillo descienden y consiguen entrar por las principales puertas de la ciudad. A la vez las tropas de los Learza y San Martín confluyen en la ciudad del Ega al grito de ¡Navarra, Navarra! ¡viva el rey don Juan! Las tropas castellanas se refugian en Santo Domingo y la fortaleza de San Miguel ( hay que recordar que el burgo de San Miguel estaba controlado por la familia burguesa de los Eguias que eran pro castellanos del bando Beaumontés). En la merindad los legitimistas consiguen controlar las principales fortalezas. Se hacen con el palacio de Cábrega que pertenecía a la familia del mariscal. Controlan también el importante castillo de Salinas de Oro. Ocupan el castillo de Monjardín y la fortaleza de la antigua iglesia templaria de Aberin. Las tropas castellanas acantonadas en Estella, negocian abandonar la ciudad. Para entonces los navarros legitimistas controlan ya la zona media y norte de la merindad de Estella, la Baja Navarra (excepto Donibane), el Roncal y las villas de Olite y Tafalla. Un gran ejército con el rey don Juan y el príncipe Francisco de Francia (Delfín y futuro rey Francisco I) avanza lentamente sobre Pamplona. Lo principal del ejército español, al mando del Duque de Alba está en retirada, desde San Juan de Pie de Puerto, en un intento desesperado de llegar antes a Pamplona y encerrarse en la ciudad.
La reacción castellana, en Tierra Estella, es espectacular. Lo principal de su ejército acude a someter a Estella, hasta cuatro mil soldados entre riojanos, alaveses y navarro-beaumonteses. Tropas de Logroño y Vitoria consiguen reunirse en Villatuerta, comandados por Juan López de Lazkao y los parientes, hermano y primo del conde de Lerín, Pedro de Beaumont y Francés de Beaumont (hijo del señor de Arazuri). El ataque se realiza por varios puntos a la vez. Los soldados tras duros combates, conquistan las torres del recinto defensivo. Con el apoyo de algunos pro-españoles (seguramente de los Eguias), Francés de Beaumont aprovecha la noche y entra en la ciudad, ya que les abren una de las puertas más importantes. Una parte del ataque se produce por la parte del Puy. Por otro lado, soldados del Marqués de Comares en una intrépida acción suben por el río atravesando las presas y mantienen un duro combate en los alrededores del convento de San Francisco (actual ayuntamiento). Tras conseguir hacer retroceder al señor de San Martín y los suyos, consiguen forzar una puerta, (quizá la del Pópulo que estaba en el puente de San Martín). Los leales a los reyes de Navarra se repliegan hacia el convento de Santo Domingo y la iglesia de Santa María Jus del Castillo. Nuevamente los combates allí son muy intensos. Puede que sea ese el momento en el que la familia de los Eguia consigue encerrarse en la fortaleza de San Miguel junto a un centenar de beaumonteses estelleses y los hijos de Nicolás de Eguia, Pedro, Esteban, Miguel y Diego, al grito de ¡Viva Fernando de Aragón! Luis Correa, cronista castellano de la conquista de Navarra, nos relata parte de estos sangrientos sucesos heróicos en los que se decidía la independencia del Reino de Navarra.
Tras el exitoso ataque de las tropas hispano-beaumontesas, se da la orden de someter a la ciudad a un saqueo. Las casas de los legitimistas son asaltadas por los soldados que practican la rapiña habitual de unas fuerzas sin control. Pero hay un hecho que merece la pena destacar. En el botín de guerra oficial, constan los documentos del archivo municipal y con ellos los fueros y privilegios. Parece claro que la idea era amenazar a la ciudad con la pérdida jurídica y real de sus privilegios. El archivo se utilizó como un rehén más.
Reducida la ciudad tras duros combates, los soldados legitimistas retrocedieron desde el convento-fortaleza de Santo Domingo hasta los castillos de Zalatambor y Mayor. Ambos fueron sitiados y se instaló artillería que llegó desde Fuenterrabía. La situación se complicaba de día en día. Los cañones no dejaban de disparar y la artillería del castillo comenzó a quedarse sin municiones. En uno de estos intercambios de disparos cayó muerto por un proyectil el alcaide del castillo de Zalatambor, por lo que los pocos soldados de esta pequeña fortaleza se rindieron. Ya solo quedaba la resistencia del castillo Mayor, donde ondeaban la bandera de Navarra y el pendón de los Labrit.
La estrategia de los legitimistas era la de aguantar. El importante ejército del rey Juan de Labrit se había puesto en marcha y atravesando los Pirineos se dirigía a tomar Pamplona. Los mensajeros secretos llevaban las noticias y el ánimo para los del castillo Mayor. Pero las cosas se complicaban y la tarea parecía imposible. Un grupo del ejército navarro-bearnés-gascón realizó una operación de intento de distracción de las tropas hispano-beaumontesas que sitiaban el castillo. Pero la operación fue un fracaso, ya que fueron interceptados cerca de Puente la Reina.
Dadas las circunstancias se iniciaron las conversaciones en el convento de Santo Domingo. De mediador actuaba el abad de Iranzu. El señor de San Martín y Vélaz de Medrano eran los interlocutores por parte de los legitimistas. Algunos de los encerrados salieron por razones humanitarias, como el palaciano de Azcona, aunque su hijo, más joven se quedó.
El 30 de octubre de 1512 el castillo Mayor de Estella se rindió. Habían sido tres meses de pertinaz y heroica resistencia. Los legitimistas salieron con las banderas tendidas y según el acuerdo pactado pudieron dirigirse donde quisieran. El regimiento de soldados alaveses, en formación, les hizo los honores. Los más, con sus dirigentes fueron al castillo de Oro y desde allí se unieron a las tropas del rey Don Juan de Labrit que estaban acampadas junto a las murallas de Pamplona.
De esta forma terminaba uno de los capítulos de más honor y dignidad de los castillos de Estella y de sus gentes".
"castillosestella.blogspot.com"
Toño Ros Zuasti 2010-2011
(resumen)
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