“Juan Rena fue el Maquiavelo necesario, el recaudador de los impuestos de Navarra con los que pagaba al ejército de ocupación”
El historiador navarro Pedro Esarte, en Elizondo.
La casa de Pedro Esarte en Elizondo llama la atención por la numerosa documentación acumulada tras décadas de investigación en los temas por él estudiados sobre el siglo XVI: Procesos de Corte, Procesos del Consejo, Fondos Rena y Góngora y Protocolos de Elizondo.
Él es parte destacada del grupo de historiadores que han
cuestionado el discurso oficial sobre la conquista de Navarra con
numerosas publicaciones.
Ya en su imprescindible volumen sobre la Conquista incluía numerosas referencias a Rena, inéditas en su mayor parte, y hoy le entrevistamos con motivo de la publicación de su nuevo libro Juan Rena (II). Destrucción de Navarra al servicio de España.
¿Fue Rena un desconocido de la administración y de los investigadores?
-No por cuanto su conservación en el Archivo General de Navarra (AGN), ya revela que se valoró su interés. Aunque no podemos referirnos a la forma en que fueron entregados al AGN, sí podemos afirmar que el fallecimiento de Rena en Pamplona, donde tenía su documentación y familia y había perseverado por obtener el cargo de obispo de Pamplona, muestran su voluntad de afincarse en Navarra. Fue a mediados del siglo XIX cuando Yanguas ordenó el AGN, poniendo en cajas los documentos que denominó Papeles Rena y, separados, los denominados como Papeles Sueltos, y que la actual reordenación los ha juntado. A finales del siglo XIX fue Mariano Ariguita y Lasa, el entonces director del AGN, quien afirmó la posibilidad de que se hiciera un estudio detenido de Rena, y dejó un índice de documentación que ha perdurado hasta el año 2007, a plena satisfacción de los investigadores que la utilizaron. Cabe destacar el Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra con artículos de Campion y otros (1912-1924), el libro Amaiur de Miguel de Orreaga de esos mismos años, la obra Francés de Xavier del padre Recondo (1970), Los obispos de Pamplona de José Goñi Gaztanbide (tomo III, 1985). Yo mismo los consulté y fotocopié durante las dos últimas décadas del siglo XX, sirviéndome de forma satisfactoria para el libro de la conquista (2001) y el primer Rena (2010). Es más, esa documentación fue utilizada por historiadores que la desconocían, usándola en publicaciones como si se tratase de investigaciones propias, mediante las referencias de las nuevas signaturas, incluso antes de que estas fueran de acceso público. Esta extensa documentación me permitió el año 2010 editar el primer trabajo sobre Rena, precisando las labores a las que se dedicó en servicio de la monarquía hispana, que esta ignoró desde el primer momento tras su muerte, pues no tuvieron en cuenta los cargos que desempeñó, y le arrebataron todos los bienes económicos obtenidos.
¿Qué motivo cree que llevó a la reordenación de los Fondos de Rena y Procesos?
-El comienzo de esta reordenación, confirmado por los autores del Inventario, lo detalló el presidente Miguel Sanz en su proclama de cara a la celebración de los faustos del 2012: “En el año 2007, ante la proximidad de la Conmemoración del quinto Centenario de la conquista e incorporación del reino de Navarra a la Corona de Castilla, desde el Servicio de Archivos y Patrimonio Documental del GN, se consideró oportuno intensificar los trabajos de descripción realizados en el ARyGN […] singularmente en la producida por la Cámara de Comptos y en la documentación procesal […]”. Así como la razón: “Con objeto de facilitar el acceso a la documentación del siglo XVI, ese mismo año se inició con carácter prioritario el tratamiento archivístico de la documentación de Rena […]”. Y terminaba el Prólogo del Inventario con los agradecimientos: “Los resultados de este proyecto son deudores del ambiente de generosa colaboración, de intercambio de ideas y animado debate que rodea al equipo de técnicos del ARyGN. Además de las ya mencionadas, queremos manifestar nuestro agradecimiento a todas las personas que se han visto involucradas en el proceso de organización del conjunto documental […]”. Mientras tanto, se ignoraba que los investigadores interesados que acudían habitualmente a la Sala general no tuvieron acceso a dicha documentación.
¿Qué aporta este nuevo libro dedicado a Rena en relación con el anterior?
-En la práctica, la ofensiva oficial contra mi primer libro sobre Rena, ha dejado al descubierto a los colaboradores oficiales. Colocar en Internet los documentos de Rena ha dejado a la vista la realidad, a pesar de estar condicionados por las teorías redactadas al efecto. La reproducción de la documentación original me ha permitido llegar hasta el lector también gráficamente, para demostrar con todos sus detalles cómo Rena por encima de los 62 cargos que le atribuye la versión oficial, fue el recaudador de todos los impuestos de Navarra (incluidos los eclesiales). Impuestos con los que pagaba al ejército de ocupación. Algo muy diferente de lo que teorizan los autores oficiales, que afirman que las necesidades navarras se cubrían con el dinero que ponía la Hacienda española (por cierto, inexistente). Sumando la relación de Rena con los virreyes, se comprueban los subterfugios utilizados por el “vicario de la reina”, para medrar y llevar su administración militar sobre Navarra, de la que el libro aporta los detalles que la hicieron efectiva. El lector también comprobará la forma en que se vino a conquistar Navarra, sin coste alguno para la Cámara de Castilla, ya que los reyes pagaban a posteriori con gracias y nuevos títulos, como lo demuestra la documentación, que desmiente la versión oficial.
Aunque las investigaciones independientes llevadas a cabo han desmontado la pretensión que negaba la conquista española, parece que los sectores oficiales o contrarios a considerar a Navarra sujeto político se han replegado, tanto para amortiguar la realidad de aquella agresión armada, como para reconvertirla en algo beneficioso para los navarros…
-Así es; mantienen unívocamente que hubo una guerra de unos cien años, que existían beamonteses y agramonteses organizados y que fue una contienda civil la que produjo y justificó la invasión. Lo que queda desmontado al detalle en este nuevo libro.
Junto al mal llamado “navarrismo”, otros sectores ideológicos parecen coincidir en quitarle importancia a los efectos derivados de la conquista y sometimientos sucesivos, restándole a Navarra el peso político como país soberano que fue.
-Efectivamente, desde las diferentes publicaciones del Gobierno de Navarra y organismos (PV, SEHN, etc.), Navarra mantiene una élite gremial de autores adeptos políticamente y con teorías cortoplacistas, que incluso campean en la Revista Internacional de Estudios Vascos (RIEV). Una élite de profesores, catedráticos y doctores que formulan teorías que pasan por ser tesis. No es de extrañar que los estudiantes de las universidades navarras salgan desconociendo la historia de Navarra.
La publicación de su nuevo libro ha coincidido con la publicación del Inventario oficial del Fondo Rena, de propósitos y conclusiones que llevan a la acera opuesta a la suya. ¿Cuáles son las diferencias más significativas?
-Las diferencias son totales respecto a la dedicación pública del personaje; este no solo cubrió las necesidades de su monarca con las exacciones hechas en Navarra, sino que además no recibió de Castilla ni su propia soldada. Todo lo contrario de las teorías oficiales que funcionan como un gremio.
Se ha asentado un discurso sobre la existencia de dos bandos, agramontés y beaumontés, como si fuesen dos organizaciones perfectamente definidas, origen de una guerra civil, cuya consecuencia fue la invasión militar de 1512 como apoyo de Fernando el Católico al ejército beaumontés. Pero en sus publicaciones más recientes ha insistido en que la utilización reiterada de esos dos bandos estables es una manipulación interesada que, incluso, carece del necesario apoyo documental.
-Para responder a esta pregunta, basta solamente con acudir a la historiografía coetánea; ningún historiador, ni navarro, aragonés o castellano los menciona así. Si acudimos a la documentación existente en Navarra (52 volúmenes solo en los índices de Comptos, o a los procesos de Consejo y Corte) tampoco encontramos nada. Lo mismo ocurre en la propia documentación de Rena (más de 8.500 documentos), y en Protocolos Notariales donde tampoco encontraremos ninguna mención a agramonteses y beamonteses y a sus posibles variantes.
En la edición corregida de 2014 del libro de la conquista se vio obligado a rehacer las referencias documentales, a causa de la reorganización llevada a cabo, incluida las correspondientes a Rena. Usted se ha mostrado muy crítico con esta medida, ¿por qué?
-Ya he comentado que ningún investigador mostró queja de la ordenación anterior existente en el AGN sobre Rena y, sin embargo, su eliminación rompe el valor de las nomenclaturas empleadas en obras anteriores, pues invalida las referencias. La afirmación del desorden que había en la documentación de Rena es artificial y carente de motivación. En cuanto a los ahora Procesos con una sola numeración, junta además los procesos de Cortes con los del Consejo y, a falta de editar sus índices, se pierden importantes signaturas, incluidas las referentes a documentos estropeados, perdidos o robados, de los que constaba su desaparición, y que contenían el período de trabajo de cada escribano, se hacía mención explícita al año, escribano, litigantes, motivo del debate, situación del pleito como sentenciado o pendiente, etc. Y referente a la afirmación del prólogo del Inventario, en el que se dice que el Fondo Rena es el más importante del ARyGN, lo niego, y basta compararlo con los libros de índices de la Cámara de Comptos. Además niego la necesidad de reorganizarlo, cuando existe otra documentación que está mal registrada y mal guardada, con mucha mayor necesidad que el Fondo Rena. Se trata de Protocolos notariales, y me refiero especialmente a los del siglo XVI, cuando en ellos constan acuerdos municipales, contratos comerciales, testamentos, contratos nupciales, acuerdos interpueblos, ferrerías y contratos de explotación, etc., que a través de sus anotaciones notariales, revelan la forma de vida de nuestro pueblo. Además de que su extensión multiplica la de Rena, su interés y necesidad también la hacían, y hacen, mucho más urgente que la politizada reordenación actual.
En el planteamiento oficial de la conquista española se afirma que Rena trajo a Navarra el dinero de Castilla, poniendo el acento en tratarse de un importante esfuerzo económico que terminó por ser beneficioso para el desarrollo de Navarra. Esta afirmación, ¿se basa en documentos de la Hacienda castellana con entradas y salidas de las cantidades correspondientes? ¿Ocurre lo propio con la Hacienda navarra?
-La Hacienda de Navarra desapareció, quedando las Cortes con la única competencia de aprobar las cuotas de cuarteres y alcabalas, pero no para su aplicación. De las Cortes, Comptos y Tesorero solo quedaron en funcionamiento las Cortes, que había de limitarse a una cantidad fija de la recaudación anual, para los gastos de los emolumentos propios. En cuanto al dinero proveniente de Castilla, es hablar de una hacienda inexistente. Todo el ejército del duque de Alba vino al fiado de dicho duque o de los señores que le acompañaban y poseían lacayos, y cuya recompensa consistía en títulos dados posteriormente.
¿Cuál fue el modus operandi de Rena en Navarra?
-Rena fue recaudador de los tributos de Navarra y pagador de la tropa y sus asentamientos, mientras trampeaba con las deudas, ya que mayormente las adquiridas mediante promesas y libranzas no se pagaron.
¿Se puede afirmar que sin su concurso el resultado de la invasión pudo haber sido otro?
-Sin duda, Rena fue el Maquiavelo necesario. Pero, curiosamente, la bibliografía española lo ha ignorado, mientras que en Navarra va camino de su santificación, como dejan constancia María Concepción García Gainza o Mercedes Chocarro, entre otros.
Algunos historiadores dan por hecho o afirman expresamente que Navarra se unió a Castilla con el consiguiente soporte jurídico. ¿Qué opinión tiene?
-No hace mucho expliqué cómo estuvieron los embajadores de nuestras Cortes en Burgos, al tiempo que se celebraban en dicha ciudad las Cortes de Castilla que anexionaron Navarra a la reina Juana (VI-1515). Naturalmente, ni siquiera fueron invitados a entrar en ellas, ni se repararon los contrafueros que las Cortes de Navarra pedían con un acuerdo unánime; siendo despedidos con promesas que sabían que no iban a cumplir.
¿No son muchas contradicciones entre vd y los autores del Inventario?
-No voy a valorar la autocomplacencia que los autores mantienen en el Prólogo del Inventario, por evidente, pero sí reitero mi negativa a aceptar sus juicios sobre el personaje, al que han llegado a calificar de “mecenas” y “santidad”. Ya en el prólogo se le lisonjea y adula con el suficiente amaño: “Una compleja personalidad renacentista de inspiración erudita, producto de su formación eclesiástica y humanística, y con una amplia experiencia contable y mercantil, formada desde sus inicios profesionales en su Venecia natal y más tarde en el norte de África al servicio de la Corona española”. Pero no tenemos ningún documento que acredite la vida de Rena anterior a sus “servicios” en África, donde se dedicó a lo mismo que en Navarra: al cobro de las imposiciones monetarias que servían al invasor. Y fueron dichos servicios los que le valieron para que la reina le diera el título eclesiástico de Capellán de la Reina. Cuando vino a Navarra, las Cortes tenían poder para aceptar o rechazar el destino de los fondos que proponía el rey, facultad inexistente en Castilla, que se le quitó a Navarra desde que Rena metió la mano en la Hacienda. Mi rechazo a lo afirmado “en el Inventario” también se extiende al Fondo Rena, y es total: “Su gestión introdujo en Navarra usos contables hasta entonces desconocidos, en el marco de la implantación sistemática de la Administración castellana […]”. Acumula tantos errores como palabras, ya que ni siquiera tenía Castilla una contabilidad similar a la de Navarra. Y siguen con Rena: “Su figura puede considerarse como una pieza clave en la regeneración administrativa de Navarra […] como demostró con sus recomendaciones sobre la renovación de la obsoleta gestión de la Cámara de Comptos […]”. Totalmente falso, pues su labor fue, precisamente, saltarse la función de dicha Cámara e imponer la recaudación personal.
Ya en su imprescindible volumen sobre la Conquista incluía numerosas referencias a Rena, inéditas en su mayor parte, y hoy le entrevistamos con motivo de la publicación de su nuevo libro Juan Rena (II). Destrucción de Navarra al servicio de España.
¿Fue Rena un desconocido de la administración y de los investigadores?
-No por cuanto su conservación en el Archivo General de Navarra (AGN), ya revela que se valoró su interés. Aunque no podemos referirnos a la forma en que fueron entregados al AGN, sí podemos afirmar que el fallecimiento de Rena en Pamplona, donde tenía su documentación y familia y había perseverado por obtener el cargo de obispo de Pamplona, muestran su voluntad de afincarse en Navarra. Fue a mediados del siglo XIX cuando Yanguas ordenó el AGN, poniendo en cajas los documentos que denominó Papeles Rena y, separados, los denominados como Papeles Sueltos, y que la actual reordenación los ha juntado. A finales del siglo XIX fue Mariano Ariguita y Lasa, el entonces director del AGN, quien afirmó la posibilidad de que se hiciera un estudio detenido de Rena, y dejó un índice de documentación que ha perdurado hasta el año 2007, a plena satisfacción de los investigadores que la utilizaron. Cabe destacar el Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra con artículos de Campion y otros (1912-1924), el libro Amaiur de Miguel de Orreaga de esos mismos años, la obra Francés de Xavier del padre Recondo (1970), Los obispos de Pamplona de José Goñi Gaztanbide (tomo III, 1985). Yo mismo los consulté y fotocopié durante las dos últimas décadas del siglo XX, sirviéndome de forma satisfactoria para el libro de la conquista (2001) y el primer Rena (2010). Es más, esa documentación fue utilizada por historiadores que la desconocían, usándola en publicaciones como si se tratase de investigaciones propias, mediante las referencias de las nuevas signaturas, incluso antes de que estas fueran de acceso público. Esta extensa documentación me permitió el año 2010 editar el primer trabajo sobre Rena, precisando las labores a las que se dedicó en servicio de la monarquía hispana, que esta ignoró desde el primer momento tras su muerte, pues no tuvieron en cuenta los cargos que desempeñó, y le arrebataron todos los bienes económicos obtenidos.
¿Qué motivo cree que llevó a la reordenación de los Fondos de Rena y Procesos?
-El comienzo de esta reordenación, confirmado por los autores del Inventario, lo detalló el presidente Miguel Sanz en su proclama de cara a la celebración de los faustos del 2012: “En el año 2007, ante la proximidad de la Conmemoración del quinto Centenario de la conquista e incorporación del reino de Navarra a la Corona de Castilla, desde el Servicio de Archivos y Patrimonio Documental del GN, se consideró oportuno intensificar los trabajos de descripción realizados en el ARyGN […] singularmente en la producida por la Cámara de Comptos y en la documentación procesal […]”. Así como la razón: “Con objeto de facilitar el acceso a la documentación del siglo XVI, ese mismo año se inició con carácter prioritario el tratamiento archivístico de la documentación de Rena […]”. Y terminaba el Prólogo del Inventario con los agradecimientos: “Los resultados de este proyecto son deudores del ambiente de generosa colaboración, de intercambio de ideas y animado debate que rodea al equipo de técnicos del ARyGN. Además de las ya mencionadas, queremos manifestar nuestro agradecimiento a todas las personas que se han visto involucradas en el proceso de organización del conjunto documental […]”. Mientras tanto, se ignoraba que los investigadores interesados que acudían habitualmente a la Sala general no tuvieron acceso a dicha documentación.
¿Qué aporta este nuevo libro dedicado a Rena en relación con el anterior?
-En la práctica, la ofensiva oficial contra mi primer libro sobre Rena, ha dejado al descubierto a los colaboradores oficiales. Colocar en Internet los documentos de Rena ha dejado a la vista la realidad, a pesar de estar condicionados por las teorías redactadas al efecto. La reproducción de la documentación original me ha permitido llegar hasta el lector también gráficamente, para demostrar con todos sus detalles cómo Rena por encima de los 62 cargos que le atribuye la versión oficial, fue el recaudador de todos los impuestos de Navarra (incluidos los eclesiales). Impuestos con los que pagaba al ejército de ocupación. Algo muy diferente de lo que teorizan los autores oficiales, que afirman que las necesidades navarras se cubrían con el dinero que ponía la Hacienda española (por cierto, inexistente). Sumando la relación de Rena con los virreyes, se comprueban los subterfugios utilizados por el “vicario de la reina”, para medrar y llevar su administración militar sobre Navarra, de la que el libro aporta los detalles que la hicieron efectiva. El lector también comprobará la forma en que se vino a conquistar Navarra, sin coste alguno para la Cámara de Castilla, ya que los reyes pagaban a posteriori con gracias y nuevos títulos, como lo demuestra la documentación, que desmiente la versión oficial.
Aunque las investigaciones independientes llevadas a cabo han desmontado la pretensión que negaba la conquista española, parece que los sectores oficiales o contrarios a considerar a Navarra sujeto político se han replegado, tanto para amortiguar la realidad de aquella agresión armada, como para reconvertirla en algo beneficioso para los navarros…
-Así es; mantienen unívocamente que hubo una guerra de unos cien años, que existían beamonteses y agramonteses organizados y que fue una contienda civil la que produjo y justificó la invasión. Lo que queda desmontado al detalle en este nuevo libro.
Junto al mal llamado “navarrismo”, otros sectores ideológicos parecen coincidir en quitarle importancia a los efectos derivados de la conquista y sometimientos sucesivos, restándole a Navarra el peso político como país soberano que fue.
-Efectivamente, desde las diferentes publicaciones del Gobierno de Navarra y organismos (PV, SEHN, etc.), Navarra mantiene una élite gremial de autores adeptos políticamente y con teorías cortoplacistas, que incluso campean en la Revista Internacional de Estudios Vascos (RIEV). Una élite de profesores, catedráticos y doctores que formulan teorías que pasan por ser tesis. No es de extrañar que los estudiantes de las universidades navarras salgan desconociendo la historia de Navarra.
La publicación de su nuevo libro ha coincidido con la publicación del Inventario oficial del Fondo Rena, de propósitos y conclusiones que llevan a la acera opuesta a la suya. ¿Cuáles son las diferencias más significativas?
-Las diferencias son totales respecto a la dedicación pública del personaje; este no solo cubrió las necesidades de su monarca con las exacciones hechas en Navarra, sino que además no recibió de Castilla ni su propia soldada. Todo lo contrario de las teorías oficiales que funcionan como un gremio.
Se ha asentado un discurso sobre la existencia de dos bandos, agramontés y beaumontés, como si fuesen dos organizaciones perfectamente definidas, origen de una guerra civil, cuya consecuencia fue la invasión militar de 1512 como apoyo de Fernando el Católico al ejército beaumontés. Pero en sus publicaciones más recientes ha insistido en que la utilización reiterada de esos dos bandos estables es una manipulación interesada que, incluso, carece del necesario apoyo documental.
-Para responder a esta pregunta, basta solamente con acudir a la historiografía coetánea; ningún historiador, ni navarro, aragonés o castellano los menciona así. Si acudimos a la documentación existente en Navarra (52 volúmenes solo en los índices de Comptos, o a los procesos de Consejo y Corte) tampoco encontramos nada. Lo mismo ocurre en la propia documentación de Rena (más de 8.500 documentos), y en Protocolos Notariales donde tampoco encontraremos ninguna mención a agramonteses y beamonteses y a sus posibles variantes.
En la edición corregida de 2014 del libro de la conquista se vio obligado a rehacer las referencias documentales, a causa de la reorganización llevada a cabo, incluida las correspondientes a Rena. Usted se ha mostrado muy crítico con esta medida, ¿por qué?
-Ya he comentado que ningún investigador mostró queja de la ordenación anterior existente en el AGN sobre Rena y, sin embargo, su eliminación rompe el valor de las nomenclaturas empleadas en obras anteriores, pues invalida las referencias. La afirmación del desorden que había en la documentación de Rena es artificial y carente de motivación. En cuanto a los ahora Procesos con una sola numeración, junta además los procesos de Cortes con los del Consejo y, a falta de editar sus índices, se pierden importantes signaturas, incluidas las referentes a documentos estropeados, perdidos o robados, de los que constaba su desaparición, y que contenían el período de trabajo de cada escribano, se hacía mención explícita al año, escribano, litigantes, motivo del debate, situación del pleito como sentenciado o pendiente, etc. Y referente a la afirmación del prólogo del Inventario, en el que se dice que el Fondo Rena es el más importante del ARyGN, lo niego, y basta compararlo con los libros de índices de la Cámara de Comptos. Además niego la necesidad de reorganizarlo, cuando existe otra documentación que está mal registrada y mal guardada, con mucha mayor necesidad que el Fondo Rena. Se trata de Protocolos notariales, y me refiero especialmente a los del siglo XVI, cuando en ellos constan acuerdos municipales, contratos comerciales, testamentos, contratos nupciales, acuerdos interpueblos, ferrerías y contratos de explotación, etc., que a través de sus anotaciones notariales, revelan la forma de vida de nuestro pueblo. Además de que su extensión multiplica la de Rena, su interés y necesidad también la hacían, y hacen, mucho más urgente que la politizada reordenación actual.
En el planteamiento oficial de la conquista española se afirma que Rena trajo a Navarra el dinero de Castilla, poniendo el acento en tratarse de un importante esfuerzo económico que terminó por ser beneficioso para el desarrollo de Navarra. Esta afirmación, ¿se basa en documentos de la Hacienda castellana con entradas y salidas de las cantidades correspondientes? ¿Ocurre lo propio con la Hacienda navarra?
-La Hacienda de Navarra desapareció, quedando las Cortes con la única competencia de aprobar las cuotas de cuarteres y alcabalas, pero no para su aplicación. De las Cortes, Comptos y Tesorero solo quedaron en funcionamiento las Cortes, que había de limitarse a una cantidad fija de la recaudación anual, para los gastos de los emolumentos propios. En cuanto al dinero proveniente de Castilla, es hablar de una hacienda inexistente. Todo el ejército del duque de Alba vino al fiado de dicho duque o de los señores que le acompañaban y poseían lacayos, y cuya recompensa consistía en títulos dados posteriormente.
¿Cuál fue el modus operandi de Rena en Navarra?
-Rena fue recaudador de los tributos de Navarra y pagador de la tropa y sus asentamientos, mientras trampeaba con las deudas, ya que mayormente las adquiridas mediante promesas y libranzas no se pagaron.
¿Se puede afirmar que sin su concurso el resultado de la invasión pudo haber sido otro?
-Sin duda, Rena fue el Maquiavelo necesario. Pero, curiosamente, la bibliografía española lo ha ignorado, mientras que en Navarra va camino de su santificación, como dejan constancia María Concepción García Gainza o Mercedes Chocarro, entre otros.
Algunos historiadores dan por hecho o afirman expresamente que Navarra se unió a Castilla con el consiguiente soporte jurídico. ¿Qué opinión tiene?
-No hace mucho expliqué cómo estuvieron los embajadores de nuestras Cortes en Burgos, al tiempo que se celebraban en dicha ciudad las Cortes de Castilla que anexionaron Navarra a la reina Juana (VI-1515). Naturalmente, ni siquiera fueron invitados a entrar en ellas, ni se repararon los contrafueros que las Cortes de Navarra pedían con un acuerdo unánime; siendo despedidos con promesas que sabían que no iban a cumplir.
¿No son muchas contradicciones entre vd y los autores del Inventario?
-No voy a valorar la autocomplacencia que los autores mantienen en el Prólogo del Inventario, por evidente, pero sí reitero mi negativa a aceptar sus juicios sobre el personaje, al que han llegado a calificar de “mecenas” y “santidad”. Ya en el prólogo se le lisonjea y adula con el suficiente amaño: “Una compleja personalidad renacentista de inspiración erudita, producto de su formación eclesiástica y humanística, y con una amplia experiencia contable y mercantil, formada desde sus inicios profesionales en su Venecia natal y más tarde en el norte de África al servicio de la Corona española”. Pero no tenemos ningún documento que acredite la vida de Rena anterior a sus “servicios” en África, donde se dedicó a lo mismo que en Navarra: al cobro de las imposiciones monetarias que servían al invasor. Y fueron dichos servicios los que le valieron para que la reina le diera el título eclesiástico de Capellán de la Reina. Cuando vino a Navarra, las Cortes tenían poder para aceptar o rechazar el destino de los fondos que proponía el rey, facultad inexistente en Castilla, que se le quitó a Navarra desde que Rena metió la mano en la Hacienda. Mi rechazo a lo afirmado “en el Inventario” también se extiende al Fondo Rena, y es total: “Su gestión introdujo en Navarra usos contables hasta entonces desconocidos, en el marco de la implantación sistemática de la Administración castellana […]”. Acumula tantos errores como palabras, ya que ni siquiera tenía Castilla una contabilidad similar a la de Navarra. Y siguen con Rena: “Su figura puede considerarse como una pieza clave en la regeneración administrativa de Navarra […] como demostró con sus recomendaciones sobre la renovación de la obsoleta gestión de la Cámara de Comptos […]”. Totalmente falso, pues su labor fue, precisamente, saltarse la función de dicha Cámara e imponer la recaudación personal.
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2-8-2015
(resumen)
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