"Lo de José Javier Abadía Espila, pintor de Sangüesa, es la pintura y la comunicación. La facilidad con la que traslada su inspiración y su conocimiento a los demás salta a la vista en los primeros instantes del encuentro con el autor.
Este don le ha hecho plantearse en el curso recién finalizado un acercamiento sin precedentes: a los jóvenes estudiantes en el marco de una de sus exposiciones en la Casa de Cultura, y a los mayores de su ciudad.
“Me he divertido tremendamente con los grupos del instituto y de la ikastola a los que les he transmitido el mensaje de todo lo que se puede disfrutar pintando. A los mayores, que les cuesta mucho apuntarse a cursos, he tratado de quitarles el miedo y les he aportado mis conocimientos para que se animen a pintar”.
Así como lo explica, lo hace. De manera sencilla, con naturalidad, se rodea de ellos mientras mezcla agua y pigmentos que dan colores y texturas. Solo su voz se escucha en la sala. Su entusiasmo por la pintura cala en los jóvenes estudiantes atraídos por el espectáculo de luz y color que va surgiendo en el lienzo. “La acuarela se mueve y va dando formas. Se crea y se compone sobre la marcha y es lo que mantiene atentos a los chicos y las chicas que me rodean”, explica Abadía.
Este juego de color y transmisión de inspiración satisface a las dos partes, tal y como se desprende del libro de firmas lleno del lenguaje juvenil, con emoticonos incluidos, que el pintor repasa emocionado.
El profesor Luis Sola aporta su mirada pedagógica: “La convivencia con el artista les acerca y les ayuda a entender mejor la pintura. Disfrutan con el proceso mucho más que en cualquier clase. Aprenden a ver una exposición, y es un intercambio que ayuda al trabajo en el aula”.
Mientras tanto, en el corro se le escucha a Abadía. “Primero se pinta el cielo; una capa en el fondo y después otras. Les explica como un maestro. Fuerza, café, nata, mantequilla, luz, sombra... La acuarela va creando texturas diferentes en cada obra”, recalca.
Además de la clase práctica, los estudiantes se llevan un recuerdo: el cuadro final se sortea entre el grupo. Antes de partir, dejan escrito: “La mejor experiencia de mi vida”. “Lo mejor, tú”. “Gracias por enseñar”, o “Tus cuadros son preciosos”.
Y es que lo de Abadía es componer y comunicar. Se emociona y emociona, un elemento importante con el que conecta, además, con los jubilados sangüesinos. A este colectivo se ha acercado este curso para impartir clases gratuitas de pintura. “Yo doy mi tiempo”, dice sencillamente. Y es que Abadía es también compromiso e ilusión. Su colaboración no falta en las causas culturales de su ciudad, a la que tanto ama. El pintor ha acercado la acuarela a los mayores, por tratarse de una técnica más rápida y ágil. “Te permite corregir y trabajar con más soltura que el óleo y seca más rápido”, argumenta.
La presidenta de la Asociación Horizonte, Matilde Lacasa, recuerda la ilusión y la manera tan desinteresada con que Abadía se ofreció a los jubilados. “Vino a ofrecer su tiempo con una voluntad increíble; y se apuntó un grupo pequeño. Vista la labor, ahora se han animado más socios y socias, lo que asegura la continuidad de su escuela el próximo curso. “Él se compromete en todo momento, y transmite su alegría y disfrute con lo que hace”, destaca Matilde.
El gesto de Abadía, así como el de otros que se acercan al club a compartir tiempo y conocimientos, no cae en saco roto. La asociación sabe agradecerlo, y lo hará con una exposición de su trabajo y un pequeño detalle la semana prefiestas.
José Javier Abadía nació en Sangüesa el 28 de enero de 1949, y siempre quiso pintar. Desde muy joven ha compaginado su afición a la pintura con el trabajo del negocio familiar, cuando componía entre fogones exquisitos platos, y desarrollaba su imaginación entre lienzos de forma autodidacta.
Con la llegada de la jubilación está más cerca de alcanzar el sueño de su vida: dedicarse plenamente a la pintura, que practica en la actualidad con estilo impresionista, abstracto y acuarelas.
En su última exposición esta primavera en Sangüesa reunió más de 30 obras del último año y medio. “Ha sido una autopista hacia la acuarela, a la que cada vez estoy más enganchado. La agilidad con la que puedo crear me da alas”, expresa.
Hace más de 35 años que Abadía contactó con el pintor Mariano Royo. Posteriormente fue alumno de Jesús Lasterra y acudió a los estudios de Xabier Suescun y de Jesús Montes. Desde 2008 se reúne semanalmente con Dan Istúriz. “Es el que más ha sacado de mí”, reconoce. Los últimos años ha aprendido de Idoia Lasagabaster. En 2013 se adentró en la técnica de la acuarela, y en ella se encuentra sumergido ahora mismo".
"www.noticiasdenavarra.com"
6-7-2015
(resumen)
es un gen pintor y Acuarelista a demas de un grande profesor
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