2013-02-06

Cascante: Museo etnográfico




"La imagen de un antiguo barbero pelando a los vecinos de la localidad
o incluso sacándoles las muelas en una especie de silla de tortura
o la de un agricultor trabajando en el campo
con la única ayuda de sus manos y de sencillos aperos.
Son solo algunas de las visiones que se tienen cuando se visita
el Museo Etnográfico de Cascante,
que persigue hacer un estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de esta localidad.

Ubicado en la zona más alta de esta ciudad ribera, en la casa de tres plantas
que se asienta sobre las bóvedas de la basílica de Nuestra Señora del Romero,
el espacio conserva gran parte de la memoria popular de Cascante.
Desde fuera no da la sensación de la infinidad de elementos y curiosidades
que se albergan en su interior, pero nada más pasar el umbral de entrada
ya se empieza a vislumbrar lo que el municipio fue en su día.
Y también lo que fue hasta hace tan solo unos años,
considerándose como la localidad más industrial, tras Tudela, de la Ribera,
gracias a las fábricas que allí había, la mayoría de ellas dedicadas al sector textil
pero que en 2009 vieron cómo se cerraban sus puertas poniendo fin a un período boyante.

Así, en la planta baja se encuentra una habitación dedicada a esta industria
donde no falta una rueca o el primer telar que llegó a Cascante en 1932
y que servía para fabricar tela de alpargatas.
Subiendo los escalones que llevan a la primera planta,
el visitante encuentra aperos de labranza, objetos de carpintería, zapatería, albañilería,
una barbería completa y útiles relacionados con bodegas y almazaras.
Y es que no hay que olvidar que en su día Cascante contó con hasta trece trujales.
El museo también recuerda que esta ciudad albergó la primera fábrica de cerillas fosfóricas,
una producción que duró hasta 1908, año en que el Estado expropió la fabricación. 
Ya en la segunda planta, la que se encontraba en peores condiciones
cuando se inició la recuperación del inmueble en agosto de 2008,
hay dos zonas diferenciadas: una la que habitaban las personas de origen más humilde
y otra la de los pudientes.
Un pequeño hogar, una panadería, una sala de matanza, otra de labores
y un dormitorio completan la primera, mientras en la que se cree que vivieron
clérigos y frailes está, entre otras cosas, una de las piezas más valiosas del museo,
el órgano más antiguo de Navarra, que data de 1699.
De gran valor también es la colección de monedas compuesta
por unas que fueron acuñadas en Cascante en el siglo III a.C. así como unas romanas.

La apertura de este museo fue posible gracias a la generosidad de los vecinos
que decidieron donar objetos que tenían en casa.
A día de hoy continúan haciéndolo, por eso el museo se cierra en enero y febrero,
 meses en los que se aprovecha para hacer alguna reparación
y sustituir algunos objetos por otros.
Una treintena de voluntarios colaboran en esta iniciativa 
que incluye el visionado de un vídeo y una visita al campanario".

"Diario de Noticias"                         
5-2-2013                         
(resumen)                         

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